Hemos hecho el listado de todas las que han nombrado y las hemos anotado en la pizarra. Estas han sido:
- LAS COCINERAS
- LAS ESCRITORAS
- LAS PERIODISTAS
- LAS FOTÓGRAFAS
- LAS PINTORAS
- LAS PELUQUERAS
- LAS CAMARERAS
- LAS AMAS DE CASA
- LAS MILITARES
- LAS MUSICOS
- LAS CARTEROS
Después hemos completado con otras profesiones y trabajos que hemos encontrado en láminas y revistas y por último, cada cual ha elegido una y ha coloreado una ficha para componer un mural y HACER VISIBLE LAS PROFESIONES Y TRABAJOS REALIZADOS POR MUJERES. Y lo que si he descubierto a lo largo de estos años que estoy trabajando en infantil es que los niños y niñas de las edades con las que trabajo, tienen muy claro que las niñas existen y que el uso del masculino por parte del adulto hace invisible a la otra parte, lo femenino, por lo que quisiera reivindicar que nos acostumbremos a usar el femenino y el masculino en nuestra conversación cotidiana, además de enriquecer el lenguaje con el uso de genéricos en los que no excluyamos a ningún sexo. De esta manera iremos habituando a nuestro alumnado, a vuestros hijos e hijas a crecer sin estereotipos sexistas y si desde la casa se cuenta con la implicación de la familia en este importante tema, mucho mejor para el futuro.
"EN EL CAMINO DE LA COEDUCACIÓN DESDE LA INFANCIA"
EL TEXTO QUE VIENE A CONTINUACIÓN ESTÁ SACADO DE LA fantástica GUÍA "COEDUCACIÓN A TRAVÉS DE LA LECTURA" Editado por Área de Juventud. Educación y Mujer del Cabildo Insular de Tenerife.
Coeducar
El derecho a la educación es uno de los derechos fundamentales del ser humano, recogida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos e incluido en nuestra Constitución. Este principio, en igualdad de condiciones que los hombres, lo obtuvo la mujer en España en 1985 cuando se obligó a todas las escuelas públicas o concertadas a constituirse como mixtas.
Sin embargo, no se puede asociar escuela mixta con escuela coeducativa, ya que el agrupamiento de chicos y chicas en un mismo espacio no es garantía de una enseñanza justa e igualitaria. La escuela pública prepara al alumnado únicamente para el ámbito público, a través de la generalización y sobre valoración de las capacidades, valores, actitudes y conductas relacionadas tradicionalmente con lo masculino. Por tanto, se puede decir que en la escuela siguen predominando los valores masculinos frente a los femeninos.
Se mantiene latente la idea de que las mujeres son las principales responsables del ámbito doméstico y la vida familiar y los hombres, del ámbito público y laboral, lo que condiciona y limita tanto las expectativas de las niñas como las de los niños.
A las niñas se las educa en la responsabilidad, control interno y obediencia; mientras que a los niños, en la menor responsabilidad, en la seguridad en sí mismos y en la posibilidad de decir no. Esta realidad se contrapone a los objetivos considerados fundamentales a nivel educativo. Estos son, en opinión de la psicóloga de la Universidad de Barcelona, Dolors Busquets Prat, "el formar a personas autónomas, críticas, solidarias intelectual y moralmente preparadas para participar activamente en la sociedad y contribuir a su evolución".
La misma autora reprocha que en la mayoría de las escuelas ocupe un lugar prioritario la enseñanza de las materias consideradas como objetivos en sí mismas, mientras que todo lo que concierne a sentimientos, afectos y relaciones interpersonales autónomas y solidarias parece que no es necesario que se considere como objeto de conocimiento y aprendizaje.
Ante esta situación es crucial fomentar las actitudes, valores y capacidades de mujeres y hombres que contribuyan a un auténtico desarrollo integral del alumnado. De lo que se trata es, en definitiva, de valorar los aspectos positivos catalogados como femeninos y fomentar su desarrollo en los niños, al tiempo que se potencian en las niñas los aspectos positivos asociados a la cultura masculina.
A modo de conclusión aludimos a la definición que hace de coeducación Montserrat Moreno en el libro Cómo enseñar a ser niña: el sexismo en la escuela (Icaria; Barcelona, 1993): "Coeducar no es yuxtaponer en una misma clase a individuos de ambos sexos, ni tampoco es unificar, eliminando las diferencias mediante la presentación de un modelo único. No es uniformizar las mentes de niñas y niños sino que, por el contrario, es enseñar a respetar lo diferente y a disfrutar de la riqueza que ofrece la variedad".
Antes de dar el primer paso hacia la coeducación tenemos que tener claro una serie de aspectos:
- Pertenecer a uno u otro sexo no tiene por qué limitar ninguna elección.
- Un niño no dejará de ser niño porque también juegue con muñecas, y una niña no dejará de ser niña porque elija jugar con coches, balones o a los vaqueros... Ambos tendrán oportunidad de desarrollar el mayor número posible de capacidades.
- Los modelos que ofrecemos como madres y padres, educadores y educadoras, influyen decisivamente en las elecciones de niños y niñas, a pesar de que también les lleguen muchos mensajes por la televisión, canciones, cuentos...
¿Cómo empezamos a coeducar?
- Ofreciéndoles a niños y niñas todo tipo de juegos y juguetes.
- Invitándoles a que investiguen nuevos papeles y situaciones, animándoles a que jueguen tanto a las casitas como al balón, a disfrazarse, a pintarse, a bailar...
- Poner a su alcance todo tipo de cuentos que presenten a niños y niñas en situaciones parecidas.
- Ayudarles a que expresen toda su gama de sentimientos: llorar, reír, ser dulces o rebelarse.
- Evitar frases como ¡Los niños no lloran! o ¡Eso es cosa de niñas!
- Intentar dirigirse a niños y niñas con el mismo tono de voz, utilizando expresiones parecidas, porque ambos necesitan mimos, atención, cariño, ternura y protección.
- Evitar el uso de diminutivos, infantilismos, ñoñerías al dirigirse a las niñas: ¡Qué mona eres! Así como expresiones prepotentes al hablar a los niños: ¡Estás hecho un machote!
- Animar a las niñas a que ocupen más espacios, corran, se muevan, jueguen al aire libre con otros niños y niñas.
- Proponer a los niños juegos reposados, tranquilos, caseros.
- Invitar a las niñas y los niños a participar en pequeñas tareas domésticas: poner y recoger la mesa, ayudar a hacer las camas, ayudar en la cocina, ordenar la sala de juegos...
Importancia de educar en igualdad.
Partiendo de la base de que existe discriminación, es irrenunciable fomentar un cambio para conseguir una sociedad justa, igualitaria y solidaria. Necesitamos combatir esta realidad y trabajar dentro del modelo coeducativo. Para ello los valores que considerados masculinos
o femeninos se deben convertir, simplemente, en valores educativos y actitudes a fomentar tanto para ellos como para ellas (cooperación, atención y cuidado de personas, responsabilidad, compromiso, vivir abiertamente las emociones, capacidad de escucha, participar en la toma de decisiones, etcétera)
Propuestas desde la perspectiva de género para trabajar la diversidad desde la igualdad.
Aunque la finalidad de esta guía no es la coeducación en el ámbito educativo, sí es importante reseñar aquellas conclusiones más importantes a las que llegaron los y las participantes en el Congreso Construir la escuela desde la diversidad y para la igualdad, celebrado en Madrid en 2001: y que pueden servir para ayudar a los agentes socializadores a fomentar la igualdad de oportunidades desde la coeducación:
- Educar en la responsabilidad compartida.
- Facilitar y promover el acceso a las nuevas tecnologías.
- Enseñar y aprender las viejas tecnologías o tareas básicas (arreglar un enchufe, coser, etcétera)
- Trabajar la afectividad como elemento educativo.
- Favorecer una adecuada autoestima.
- Enseñar a escuchar y a hablar en público.
- Desterrar la sumisión y el sentimiento de culpa por no agradar, por no responder al modelo que se pide a las chicas.
- Asumir los cargos sin merma de la vida personal (éste es un "lujo" que pueden permitirse la mayoría de los hombres puesto que entienden su tiempo no laboral como tiempo libre)
- Compartir espacios (en la línea de procurar que los espacios estén ocupados por ellos y ellas independientemente de la actividad realizada, sea dentro o fuera de la escuela)
- Realizar escuelas de madres, padres, abuelas y abuelos para poder llegar a un planteamiento común entre familias y escuela.
- Revisar y reflexionar sobre nuestras actitudes y actuaciones: ser autocríticos, estar alerta a las contradicciones en que caemos y ser coherentes con lo que defendemos, no se trata de castigarnos con sentimientos de culpabilidad sino de autoobservarnos para poder rectificar y mejorar; sin ser conscientes de en qué medida contribuimos al sexismo, no podemos contrarrestarlo.
- Exigir un lenguaje no sexista: medios de comunicación, vídeos, juegos, imágenes, libros, etcétera. Nombrar a las mujeres, que estén presentes y sean sujetos del discurso (a través del lenguaje pensamos, nos identificamos y reconocemos, si no se nombra a la mujer se la oculta)
- Datos y estadísticas segregadas por sexo que nos ayuden a detectar los problemas relacionados con la desigualdad de género.
- Educar en la sexualidad, en el respeto para que cada persona sea libre en elegir con quién quiere compartir y vivir su sexualidad y en una sexualidad libre de prejuicios morales sexistas.
- Trabajar en la cooperación, no en la competitividad. Menos competitividad y más competencia personal.
- Concienciar de la importancia del reparto de tareas y responsabilidades en todos los ámbitos (valorar por igual lo privado –familiar- y lo público)
- Educar todas las habilidades sociales, ya que favorecen la comunicación y las relaciones, y algunas especialmente en las chicas (mantener sus posiciones argumentadas, tomar la palabra en público, llevar la iniciativa y decir "no")
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